La marcha atrás de Unity

Afortunadamente para el mundo del desarrollo de videojuegos, Unity ha retrocedido en su intento de desvalijar los bolsillos de algunos desarrolladores. No todos nos veíamos afectados por aquel anuncio que hizo temblar y estremecerse a la comunidad de desarrolladores de Unity, pero a los que les tocaba, les tocaba y les hundía.

Finalmente, y con buen criterio, la nueva política de precios es aceptable para cualquiera que se lance o estuviera ya inmerso en esta difícil aventura de crear experiencias y contar historias.

Tal y como queda ahora: nunca te podrá costar el pago del uso de este motor gráfico más de un 2,5% de los beneficios generados. Lo cual es más que aceptable. Si recordáis la anterior propuesta había estudios que tenían que pagar a Unity más dinero del que habían generado… una locura.

También permiten en las nuevas versiones gratuitas de su motor(a partir de 2023LTS) quitar el logotipo de “Made with Unity” algo que antes sólo estaba al alcance de los usuarios de pago. Pero que en su anterior propuesta (aquella que han eliminado) se encarecía desde 400€ hasta 1.800€, de la versión Pro, por la eliminación de la subscripción Plus.

Viendo estas buenas noticias, y sabiendo además de la dimisión de su CEO (responsable de aquella lamentable propuesta que por fortuna quedó en el olvido) hemos decidido seguir confiando en Unity Technologies y en su motor para nuestros proyectos.

No olvidamos. Y aprendemos de esta experiencia. Y como muchos otros desarrolladores estamos también formándonos en otros motores de otras compañías como Godot o Unreal Engine. También muy buenas opciones. Para que no nos puedan coger nunca más desprevenidos. Motores que ya han ganado en usuarios y en recursos con este principio de huracán que parecía que iba a destruir el mundo “Indie dev” y que finalmente se ha convertido en una suave y agradable brisa marina.

Gracias a todos los compañeros de profesión y usuarios de esta tecnología por la presión ejercida, y por su rechazo tan tajante ante una política de precios que era un auténtico abuso contra los usuarios, y una mala práctica carente de razón y de ética.

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